4 ene 2011

De la Evocación

Por: Fr. Kizaen
Fuente: Revista Magick nº 3
Empiezo con una cita de un personaje desagradable, pero apropiado si se trata de hablar de “demonios”.
Acepta todo acerca de vos mismo -Y quiero decir todo.
Vos sos vos y ese es el principio y el fin. Sin disculpas,
sin arrepentimientos”.
Henry A. Kissinger
La evocación tiene el propósito de atraer una presencia determinada, el modo más fácil de hacer esto es a través de conocer lo que se llama, quizás en esto resida el supuesto poder del conocimiento de un nombre, pero conociendo la forma que se evoca: la imagen y las características asociadas, será mucho mas fácil lograrlo. Éste es el nexo mas profundo.
El ritual goético tradicional (véase Ars Goetia) cuenta con largas invocaciones a la divinidad. En esas invocaciones el mago se apoya sobre todo aquello que considera sagrado y busca de armarse con su poder. Va a necesitar esa fuerza para poder tratar con “demonios”.
La concepción moderna puede verlos como aspectos de la propia mente. Esto da una idea equivocada muchas veces, generando la imagen de que una mente es un "algo" aislado de su entorno. Aun desde una visión muy llana de los posibles efectos de este tipo de practicas, no se puede negar que las consecuencias de los cambios internos de una persona, las vive también en el exterior.
Muchos de los magos modernos, como Lon Milo Duquette, ven en la práctica de la Goetia la acción de partes de ellos mismos pero en consonancia con energías que perciben externas. Recomiendan por eso especial cuidado con las evocaciones con fines que involucren a otros, ya que tratar con estas energías puede dar resultados algo caóticos.
El uso de este tipo de rituales tiene dos acercamientos muy interesantes. Por un lado se buscan contactar fuerzas primitivas que la mente del mago, y el condicionamiento de la sociedad, deja en la sombra. Esto con el fin de lograr algo que no puede alcanzar de otra forma, porque su realidad y su percepción de lo que es posible, se organiza de tal manera que un deseo importante o una necesidad vital particular, no tiene cabida. Tanto el ritual como su preparación, y hasta la decisión de hacerlo, son elementos que despiertan y dan dirección a una energía, que podemos imaginar como simultáneamente interna y externa, capaz de modificar la realidad de acuerdo con nuestra voluntad, o al menos en un sentido aproximado a la formulación de nuestro deseo.
Hay un segundo motivo, entre muchos, por los cuales una práctica de este tipo resulta de gran interés y fascinación. En algunas escuelas del Tantra, como la corriente Vamachara que comúnmente se vincula con el Camino de la Mano Izquierda occidental (aunque poco tienen en común), el sentido de estas prácticas es muy distinto. El tratar con entidades "salvajes" o consideradas inferiores implica un aprendizaje que fortalece al estudiante en su camino espiritual. No las contacta para conseguir favores mundanos sino para conocerse a si mismo, para probar su fortaleza mental. Con una actitud similar es que se prestan a ingerir drogas de diferentes tipos.
En el extremo de este tipo de prácticas están los aghoris de la India, que viven en los lugares de cremación, durmiendo entre cadáveres y rompiendo con todos los tabúes de su cultura en forma ritual para encontrar la liberación absoluta. Los condicionamientos sociales son cambiantes de acuerdo a los tiempos y culturas. Por lo general evolucionan haciendo que cada generación sienta que se ha alcanzado un mayor nivel de libertad respecto de la generación anterior. Esto tiene que ver con que los tabúes de cada tiempo son arraigados por el aprendizaje en la familia, la escuela, y después a través de la sociedad en toda su diversidad. No son fáciles de encontrar porque pasan a formar parte de nuestra identidad, sean ciertos o no, sean útiles o perjudiciales. Así es como ideales de todo tipo se esparcen sostenidos por imágenes borrosas pero duraderas que dan forma al Tonal, como lo llama Castaneda. Todo eso que filtra nuestra realidad y nos oculta quienes somos.

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